Capítulo ochenta y nueve
Un mes después...
Todo a ocurrido con normalidad en la mansión día tras día y yo por mi parte me he mantenido al márgen con todo lo que ha sucedido en los medios locales e internacionales.
El teléfono de la oficina suena y escucho a Sofia hablar—Señorita Sara, los inversionistas están en la sala de juntas, todo está preparado, puede bajar—cuelgo y me levanto de la enorme silla giratoria, mi aspecto general es de un vestido negro holgado y bailarinas blancas de correa al tobillo.
Es lo más cómodo que puedo usar.
Coloco la silla en su lugar y camino hasta la puerta, giro para ver que no se me quede nada y cierro la puerta. Sofia me espera a un lado del elevador y entramos, las puertas se cierran y ella toca la planta número siete.
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