Una expresión de puro terror se apoderó del rostro de Jasper cuando las manos de Minerva se cerraron de golpe sobre cada sien y él se quedó inmóvil, la daga que había estado avanzando dolorosamente alrededor de la cara de Ben se le escapó de las manos y cayó estrepitosamente al suelo.
‘No... esto...’, chilló Jasper aterrorizado, con la incredulidad dibujada en el rostro al verse completamente incapaz de moverse.
‘Sí, Jasper. Resulta irónico que mi tío y yo seamos tan extrañamente parecidos y a la vez tan terroríficamente diferentes...’ ronroneó en su oído mientras sus ojos parpadeaban entre un furioso fuego carmesí y un violento brillo azul electrizante al obligar a Jasper a mirarla cara a cara.
Apoyó las palmas de las manos en las sienes de Jasper y le clavó las uñas en el cuero cabelludo con los dedos mientras lo miraba sin inmutarse y se lamía los labios peligrosamente.
‘Él... Eromaug... ¡Trabajo para él! No puedes hacer esto’. exclamó Jasper, con un tono de pánico en la voz, mient