6

Selena entró con una mueca al nuevo lugar en donde iba a vivir y trabajar en partes iguales.

-Espero que le guste, está un poco sucio por el tiempo que no se ha usado, pero de seguro podrá ponerlo en marcha dentro de muy poco- la persona que la había recogido a mitad del camino, un hombre de mediana edad le dijo con una sonrisa, aunque a la joven no le hacía mucha gracia aquello.

-Sí, jeje- dijo con ironía.

Después de llegar al pueblo guiada por aquel hombre la habían llevado a una caseta de doble planta en la otra esquina. No era un pueblo enorme, pero si albergaba bastantes personas y viviendas. Tenía una tienda, un bar, una discoteca algo rústica, un pequeño centro médico y otras instalaciones. Vaya, al menos no era el fin del mundo después de todo.

El lugar donde había llegado era el antiguo centro veterinario que por palabras de aquel hombre el anterior doctor había terminado… huyendo con solo un maletín con miedo a ser comida de las fieras de los alrededores. Por lo que habían solicitado otro veterinario que nunca llegó hasta ella. Abajo era el centro de atención y arriba donde estaba la casa donde viviría y que ella tendría que acondicionar mínimamente.

En eso escuchó un aullido a lo lejos que le hizo mirar por encima del hombro.

-¿Eso es un lobo?- ella preguntó tanto impresionada como dubitativa.

-Oh sí, estamos cerca de una manada de lobos. Una advertencia, no debe salir en las noches y menos fuera de los terrenos del pueblo. Perderá su vida fácilmente si se encuentra con los lobos. Los cazadores de la zona se robaron parte de sus terrenos muchos años antes, pero en estos momentos… están en tregua hasta nuevo aviso. Pero es mejor precaver que lamentar.

Selena asintió con la cabeza que segundos después palpitó con fuerza. Aquellas palabras le llamaron la atención, pero no supo por qué.

-Se encuentra bien- el hombre le preguntó abriendo la puerta cerrada con llave.

Selena hizo una seña de que si intentando que el dolor que pronto desapareció no tuviese interés alguno.

-Oh, no le he preguntado. Cuál es su nombre-

-Selena- le respondió la mujer.

-Vaya, es el nombre de la diosa Luna ¿A sus padres le gustaban los temas relacionados con los lobos? porque de ahí se deriva ese nombre- abrió la puerta y la dejó pasar.

-La verdad no sé- Selena alzó los hombros para quitarle importancia al asunto- Tuve un accidente cuando tenía diez años y no tengo recuerdos de antes que eso. Desperté en un orfanato sin nadie conocido al lado muchos meses después- alzó parte del flequillo que estaba en su frente dejando ver la marca de lo que fue una fea cicatriz- Tenía una herida muy grande en mi cabeza. Los doctores dijeron que era un milagro que solo hubiera sido mi memoria la que se hubiera visto afectada.

Dijo la joven entrando a la instalación y apretando los labios. A pesar del tiempo que había estado cerrada estaba bien condicionada. Y del otro lado se veía una despensa llena de medicamentos que tendría que revisar fecha de caducidad. Si limpiaba bien podría poner aquel lugar a funcionar en pocos días.

Aparte de eso le preocupaba más donde iba a vivir. No se demoró mucho en saberlo cuando subieron una escalera en la zona de atrás a la segunda planta. Aquel piso estaba formado por una sala, una cocina, un pequeño estudio y habitación, pero al menos más grande que el que ella había podido alquilar en la ciudad mientras estudiaba.

No estaba tan mal, aunque de igual forma tendría que limpiar y mucho. El inquilino anterior había dejado los muebles y la mayoría de las cosas. Usar sus pertenencias después de ser abandonadas era válido ¿verdad?

-Bueno, si desea algo puede preguntar a cualquiera del pueblo. Muchos tienen mascotas y además el ganado, y necesitan atención así que es bienvenida. Puede recorrer todo lo que desee y peguntar siempre y cuando lo haga antes de que caiga el sol.

Selena asintió y esperó a que el hombre se fuera antes de soltar un suspiro. Horas de viaje y ni siqueira podría tomar una siesta, debía ponerse a limpiar para al menos esa noche poder dormir en una cama limpia. Dejó sus pertenencias a un lado y buscó las cosas pertinentes. Era cierto que el individuo anterior había huid dejando todo en la casa. Buena suerte para ella.

Selena estuvo arreglando la casa la mayor parte de la tarde, solo parando cuando una vecina le trajo de comer junto a una cesta de dulces y frutas. Pero se había emocionado tanto con la limpieza que después de adelantar lo mínimo para su estancia esa noche, tenía curiosidad por ver lo que había en la clínica abajo.

El cielo para esa hora ya se había vuelto completamente negro y el reloj marcaban las 10 de la noche. Podría revisar que había dos horas antes de ir a dormir para mañana seguir. Mientras antes terminara de condicionar más rápido podría ponerse a trabajar y ganar algo de dinero. Lo necesitaba.

Bajó las escaleras y encendió las luces. Encontró que estás no servían y la única iluminación que había era la del foco fuera de la caza.

-Ya sabía que no todo podría ser realmente bueno esta noche- hizo una mueca- Tendré que dejar esto para mañana- se lamentó. Dado que había escogido la veterinaria como algo que realmente le gustaba, había deseado ver con que disponía y si tenía que mandar a pedir algo. Sin embargo, sus planes fueron tronchados. Se giró para subir de vuelta cuando escuchó un sonido bastante fuerte fuera de la clínica que la hizo estremecerse.

-¿Hola?- preguntó con la voz un poco temblorosa.

En medio de la noche, sola y sin conocer nada a su alrededor, cualquier mujer tendría miedo. Sin embargo… Selena siempre había ido en contra de la corriente. Si alguien escuchaba un sonido en su situación lo más entendible era correr y refugiarse. No, ella no era así. Qué hacía… salir a ver que era. Más bien era como si su cuerpo solo fuera en esa dirección.

Abrió la puerta, pero no encontró nada. Por alguna razón hubo una sensación de desilusión dentro de su pecho que se sobó con la mano. Mejor así. No era bueno ponerse en peligro.

Fue entonces a cerrar nuevamente la puerta cuando sintió un nuevo sonido. Esta vez fue al costado, pero más que un golpe había sido un quejido. Un quejido animal. El instinto de ayudar se removió dentro de ella y obviando el miedo dentro de ella salió a ver que era. Si había un animal herido tenía que ayudarlo.

Un olor familiar llegó a ella y rápidamente lo identificó como sangre. Dobló por el costado donde la sombra inundaba todo. Se estremeció quedándose quita. Aun así, no se fue. Sentía que había algo ahí y que la empujaba a adentrarse cada vez más a esa oscuridad.

Dio paso tras paso como si su cuerpo estuviese hipnotizado hasta que su pie chocó con algo y cayó hacia adelante. En el suelo, su mano cayó sobre algo caliente y líquido, y bastantes veces había tocado sangre para saber cómo se sentía.

Solo no se esperó que al alzar la cabeza encontrara el cuerpo de una bestia enorme de pelaje marrón con una herida en su lomo, desmayada al lado de su ahora casa.

Acaso eso era un lobo.

Al menos sabía algo. No podía dejarlo morir allí.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo