Me encuentro debajo de un gran lobo negro, chorreandome baba sobre la cara mientras muestra los dientes. Lo detengo agarrando su boca con mis manos, y puedo escuchar a Malachi gritar, pero no puedo entender lo que está diciendo. De reojo, puedo verlo transformarse, y cierro los ojos para respirar profundamente cuando un olor familiar me abruma. De repente, vuelvo a los recuerdos de mi infancia. Mis ojos se abrieron con sorpresa.
Malachi se apresura lanzarse contra el lobo negro y mi corazón se detiene. "¡MALACHI. DETENTE!", grito, mirando a los ojos de Malachi, sacudiendo la cabeza mientras lloró. Me volteo para ver al lobo que se cierne sobre mí y noto que ya no es agresivo, y comienza a alejarse, luciendo sorprendido. Me levanto del suelo y doy un paso hacia el lobo negro, deteniéndome a solo unos pasos. Él se acuesta para estar a la altura de mis ojos, mirándome con incredulidad. Malachi permanece en su forma de lobo, en caso de que necesite atacar.
Caigo de rodillas frente al lob