Aparecí en la linde de un bosque. A lo lejos, podía ver unas casas eran blancas y doradas con jardines muy bien cuidados. El lugar era elegante y tranquilo.
— No me interesa. — escuché decir a la voz de David, lo que me hizo girarme y me sorprendí: tenía el pelo completamente negro y parecía mucho mas joven — No quiero saber nada de lo que me ofreces.
— Pero odias a los Benditos. — dijo una voz femenina. Aquellas palabras me llamaron la atención y busqué a la interlocutora.
"¡Está muerta! ¿Qué está pasando, Roy?" — le pregunté mientras se me aceleraba el corazón.
"No lo sé, pero intentemos averiguarlo."
— Sí, los odio. No se merecen lo que tienen, pero no por ello voy a traicionarlos.
— Y sin embargo, serías mucho mas feliz si desapareciesen. — dijo Rose.
— Sí. Soy un líder mucho mejor que esa m*****a familia de engreídos.
— Ayúdanos y te dejaremos liderar la manada. Nosotras sólo queremos terminar con el linaje Bendito.
— No soy ningún traidor. — dijo David, molesto.
— Está bien. Pero