Capítulo 33 —Tú me estás envenenando de otra manera
Narrador:
Eros la secó con una toalla suave, sin apuro, como si cada caricia fuera parte de un ritual. Le quitó las gotas del cuello, de los hombros, del vientre. Lo hizo en silencio, con devoción. Y luego se ocupó de sí mismo. Tomó otra toalla y la pasó por su torso aún húmedo, por sus brazos marcados, por su cabello revuelto. Se puso un pantalón de algodón, bajo, que quedaba colgado de sus caderas, dejando al descubierto la línea marcada de su abdomen. Sasha no podía dejar de mirarlo, y él lo notó. Le lanzó una sonrisa ladeada mientras se acercaba al armario y sacaba una camiseta suya, de esas viejas y cómodas, que olían a él.
—Póntela —le dijo, tendiéndosela. —Ella la tomó, aún envuelta en la toalla. Al deshacerse de esta y ponerse la camiseta, Eros se quedó mirándola. Le quedaba grande, sí. Pero en ella… era otra cosa. La tela le rozaba apenas los muslos, el escote caía suelto en un hombro, y el perfume de él ahora la envolvía. —E