Capítulo 162 —Casi once
Narrador:
Azucena se despidió con la misma sonrisa amable que había mantenido durante toda la conversación, aunque por dentro evaluaba cada gesto de los presentes. Con la excusa de seguir colaborando con otros niños del club, se puso de pie y le tendió la mano a Natalia.
—Un placer charlar con usted —dijo, mirándola a los ojos.
Natalia le devolvió el gesto, apretando su mano con cortesía.
—El placer ha sido mio, Marina
Azucena luego se inclinó un poco hacia Mateo, depositándole un beso en la mejilla. El niño, todavía conmovido por la historia que le había contado, le correspondió con una tímida sonrisa.
Sofía, en cambio, no se levantó ni se inclinó; solo estiró la mano con un gesto que parecía más una prueba que un saludo. Azucena la tomó sin perder la sonrisa, apretando suavemente, y sostuvo la mirada de la niña durante un segundo más de lo habitual, como si quisiera descifrarla.
—Hasta pronto, jefa —murmuró con un tono neutro que ocultaba su verdadero interés