Capítulo 152 —Caballo de Troya
Narrador:
Habían pasado apenas tres días desde que Azucena le voló la cabeza a Bernardo, y ya nadie mencionaba su nombre. Ni en la mansión Suárez ni fuera de ella. Como si aquel hombre nunca hubiera existido. La desaparición había sido limpia, quirúrgica… y el silencio posterior, perfecto. Justo como a ella le gustaba. Azucena llevaba esos días moviéndose como siempre: comidas con su familia, alguna salida breve, conversaciones banales con los empleados. El disfraz de hija intachable del clan estaba intacto. Pero por dentro… por dentro hervía con una obsesión que ya no se molestaba en disimular, al menos para sí misma. Se encontraba sola en el jardín de la mansión, su refugio cuando necesitaba pensar. Una copa de vino descansaba en la mesa, pero no la había tocado. Se limitaba a girar el cristal entre los dedos, observando cómo la luz de la tarde se filtraba entre las hojas. El ambiente era sereno, pero en su cabeza el ruido era ensordecedor. Sasha Adler.