—Triana... —Alaric, un tanto sorprendido, no sabía cómo hablarle. Había procesado sus palabras, pero su mente se negaba a aceptarlas. Ella se alejó de la silla y fue directamente hacia él, sus ojos brillando con una luz que nunca había visto.
Triana sonrió, una expresión cargada de amor y descaro, y