Un marido para la princesa. Capítulo 26. Había llegado la hora

Christian Goldman

No sé por cuanto tiempo dormí, solo sentí como la habitación oscurecía, me desperté al principio sobresaltado, pensando que solo había sido un sueño, pero al ver a un lado, los vi a los dos durmiendo y mi corazón saltó de alegría en mi pecho, no pude evitar sonreír. Me levanté con cuidado de no despertarlos, me duché y me fui a la cocina a prepararles algo de comer, no sin antes recoger las sábanas y todas las cosas que había lavado.

Mientras lo hacía no pude evitar acercarme a la flor de ángel dorado… y me sonreí, yo antes era quizás muy escéptico, pero en ese momento no quedaba ningún rastro de esa característica en mí, porque cuando el señor que me trajo a la isla me habló de la leyenda de la flor y me dijo que podía pedirle un deseo, yo pedí a mi esposa y mi familia de vuelta y allí estaba.

Por un momento me quedé allí parado, olfateando el fragante aroma marino, cerré los ojos y dejé que el viento golpeara mi rostro, cuando de pronto sentí un delicado cuerpo abr
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