ESPOSA ODIADA DEL ALFA
ESPOSA ODIADA DEL ALFA
Por: NM Escritor
PRIMER AMOR

CAPITULO 1

Lucíana Bianchi, la más bella de la manada Luna Esmeralda acaba de cumplir 18 años, su belleza e inteligencia le han hecho acreedora de ser la novia del futuro Alfa de la manada, su novio desde niña Mateo Moretti.

— Te amo — sus palabras eran sinceras, su alma estaba entregada a el desde que eran unos cachorros.

Los dos novios siempre se veían en su lugar secreto del bosque, donde la luna era testigo de su amor 

— Cuando regrese de firmar el tratado de Paz con la manada Viento de Luna, mi padre pedirá tu mano — Mateo tenía una gran sonrisa cuando tocaba su rostro, la amaba.

— Mi padre nunca negara en darte mi mano en matrimonio, creo que lo ha esperado más que nadie — Luciana y sus ojos brillantes demostraban la emoción de ese primer amor, ese que te quema el alma, que te hace volar con una caricia y feliz con un beso, conociendo la absolutez de sentirte completa.

Mateo saca de su bolsillo un anillo, el que había guardado desde hace Tiempo para ella, una hermosa joya de diamantes en forma de luna, la misma con la que darían por completado su compromiso.

Un beso fue suficiente para que el amor brotará, Mateo bajo sus besos al cuello y Luciana lanzó un leve gemido en su oído.

— No podemos, tengo que llegar pura al altar, sabes que la virtud es lo más importante para nosotras las lobas — Luciana tenía miedo de sus propias emociones y de lo que él podía llegar a provocar en ella.

— Serás mi esposa, tu virtud será mía, porque eres mía, nadie nunca va a separarnos — Mateo la amaba, sus palabras estaban llenas de la más pura sinceridad del amor — Ni la Diosa Luna puede separarnos — ese reto blasfemo de sus palabras solo demostraban la seguridad de su amor.

Lucíana se sonrojo, mordió su labio, esto iba en contra de lo que le habían enseñado, pero su amor era algo tan intangible que era sublime y asintio con la cabeza.

Los dos cayeron en el prado, la luz de la luna cubría sus cuerpos desnudos mientras con total sutileza y gentileza, Mateo la tomaba.

— Eres mía ... — gruño en el oído de Luciana al sentir su cuerpo temblar en sus manos mientras ella en medio de una combinación de dolor y placer se entregaba a su único amor con una lágrima en su ojo.

La noche fue larga, los besos intensos y el amor unico, sin embargo ninguno de los dos llegó a imaginar lo que el destino de la diosa Luna, la misma que hace unos momentos retaron tenía para ellos y que dividiría sus vidas en dos.

Muy temprano en la mañana, Mateo y su padre el Alfa de la manada, Román Moretti partieron junto a sus lobos sabios para firmar el tratado de paz, con la promesa de regresar el día de la recolecta de la cosecha.

—¿Dónde pasaste la noche?— pregunta Francisco Bianchi el padre de Luciana.

— Padre, pase la noche con Mateo pero te juro que no sucedió nada — Luciana agacho la cabeza, avergonzada pues pensaba que sería descubierta por el brillo de sus ojos al sentirse parte de el alma de Mateo.

Francisco tomó la mano de su hija, vio el anillo, y sonríe.

— Serás la reina de la manada, es lo único que me importa, me ayudarás a liberar mis deudas — desde hace mucho para Francisco, su hija, era más un cheque de cambio que le haría recuperar el prestigio y el dinero que había perdido por sus malos tratos.

Pasaron los días...

Lucíana y su tia Adriana, preparaban el regreso de Mateo y el Alfa, ellos iban a regresar el día de la recolecta de la cosecha.

Adriana era la hermana menor del padre de Luciana, envidiaba la belleza de su sobrina, la misma que ella no tenía y por la que no tenía un futuro compañero, tenía miedo de quedarse desterrada y rechazada.

La madre de Lucíana murió el día del parto, dejándola en manos de su padre, un egoísta interesado en el dinero y su tía, su peor enemiga.

Lucíana sabía que este día Román, le pediría a su padre su mano para Mateo, el futuro heredero Alfa, y Francisco no diría que no, esperaba esto con la boca llena de saliva.

— Ve al bosque, aún faltan manzanas rojas como le gusta al Alfa Román — Adriana le entregó un caballo para que montará y fuera hacia al oscuridad de los árboles.

— Ya es muy noche, ¿Porque no envías a un Omega? Sabes que es peligroso para una loba — Luciana estaba acostumbrada a los malos tratos de su tía, los mismos que no discutía, pero esto era una misión de riesgo.

— Necesito a los Omega aquí, te recuerdo que tú misión era traer fruta fresca y esas manzanas que trajiste son una asquerosidad — Adriana las tomó en sus manos y las tiro al suelo, piso las manzanas con sus largos zapatos de tacón.

Adriana era ese tipo de loba de mirada angelical, pero con el alma llena de maldad.

Lucíana solo tomo un poco de aire, toda la manada hacía algo para recibir a su líder, se subió a su caballo y cabalgó hasta el manzano más próspero, se subió al árbol para alcanzar las frutas.

Mientras intentaba trepar, su vestido largo se enredo con una de las ramas lo que le hizo perder el equilibrio, ella logró sostenerse agarrándose de una rama que se quebraría.

—¡Ayuda!— grito llena de miedo.

Escucho que un caballo se detuvo abajo de ella

— Sueltese, confie en mi, yo la voy a sostener — le dijo aquella voz con tranquilidad, tanta que lleno de paz el corazón de Luciana.

Algo temerosa pensando que podía ser una ilusión de su cabeza, ella se soltó, cerro los ojos, solo pudo sentir como dos brazos fuertes lo agarraban con fuerza y firmeza.

— Abra los ojos, está en buenas manos — sonrió aquel lobo.

Lucíana se sonrojo y le pidió que la bajara de inmediato, se disculpo por hacerlo perder su camino de viaje.

— Soy algo torpe — ella agachó la mirada.

Aquel lobo fornido, de cabello negro, ojos azules y mirada penetrante, solo sonrió y se subió al árbol para bajar las manzanas que por poco le cuestan la vida a la bella damisela.

— Espero que el dueño de esas manzanas sea tan importante para que una bella loba por poco pierda la vida — el agarro la mano de Luciana que tenía una de las manzanas que el le regaló, y la mordió tocando con sus labios un poco de sus dedos.

— Si, es muy importante — Lucíana nerviosa se subió al caballo y cabalgó de regreso, algo inquieta e intimidada por la manera en la que ese lobo que nunca había visto, como la había hecho sentir.

El lobo termino de comerse la manzana que Luciana por su nerviosismo dejo caer al suelo y se sento bajo el árbol.

Se quedó pensando en la belleza de aquella loba, buen cuerpo, caderas anchas para tener una buena cría, sus ojos verdes, su cabello rubio, su rostro angelical que invitaban a una noche sensual.

Varios minutos después un séquito de caballos que venían tras él, lo alcanzaron.

— Su excelencia, no sabíamos que era tan buen jinete — dice un anciano lobo que agacha la mirada ante el.

— Nadie de su manada sabe nada de mi, quiero acabar con esto rápidamente — El lobo se subió a su caballo, se veía imponente, de respeto pero su ropaje estaba lejos de concordar con los lobos elegantes que lo rodeaban.

La manada Luna Esmeralda estába de fiesta, recibirían a su Alfa y heredero como héroes, pero Luciana no podia dejar de pensar en su futuro al lado de Mateo.

Los caballo empezaron a llegar, los aplausos de los lobos y sus aullidos de alegría eran el recibimiento que podían darle a Romeo Moretti, su Alfa.

Lucíana llegó corriendo con un hermoso ramo de flores, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

—¿Ya viene Mateo?— cuestiono mirando atrás a la lejania del bosque, observando que una sombra de un hombre a caballo se acercaba.

El anciano le dió una caricia en el rostro mientras se bajaba de su caballo.

— Debemos guardar silencio, nuestra manada no está para fiestas — dijo en un tono de voz seco y lleno de preocupación.

—¿Aún seguimos en guerra con la manada Viento de Luna?— Francisco se acercó como el caballero lobo reconocido por todos los presentes.

Los lobos y lobas se quedaron en silencio, esperando noticias.

— Nuestro Alfa Roman Moretti y su hijo, Mateo Moretti cayeron en una trampa de la manada Viento de Luna, y fueron asesinados — agacha la mirada el anciano que derrama lágrimas.

Lucíana siente que sus piernas tiemblan, y que su corazón se ha roto en mil pedazos, Francisco la toma de la cintura.

—¿Estamos desprotegidos?¿No tenemos alfa?— pregunta Adriana, está es la duda que aqueja a toda la manada.

— Yo seré su Alfa, soy Antonio Moretti y seré su líder por la memoria de mi padre — Antonio aquel lobo que salvó la vida de Luciana se baja de su caballo y se proclama el Alfa de Luna Esmeralda.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo