Basian Montgomery no había sentido antes una furia tan enorme como la que tuvo al enterarse de la humillación de Scarlett. Han pasados dos días desde que su sobrina ya no está en el sanatorio.

En su oficina, donde yace todo el tiempo, Basian está medio borracho no sólo por Scarlett, sino por Tatiana, quien también desapareció desde que se le ocurrió la grandiosa idea de subestimar su poder al huir con los hijos de Gerald Van Rome.

Fue él quien la hirió.

Tatiana no querrá haber nacido cuando la encuentre. Ni ella, ni su hija. Ambas sucumbirán en sus manos y perderán no sólo la libertad.

La vida también.

—¿Qué crees, imbécil? ¿Qué me quedé aquí viendo cómo esas mujeres se burlan de mí? —Basian le escupe con rencor a Zayda, quien sentada en la oficina no la está pasando muy bien desde Scarlett, una vez más, ya no está en su poder—. Se te escapó de las manos una vez más. La dejaste ir una vez más, así, como si nada —Basian pierde algo de los sentidos al recordar la burla de Scarlett—, ¡La