—Ahora firmará los papeles del matrimonio.Scarlett mueve la cabeza. ¡No, no y no! Su expresión va desde la incredulidad hasta el terror. Él no puede obligarla.Scarlett niega con un movimiento de cabeza.Gerald entrecierra los ojos, fijo totalmente en Scarlett. Teme de que ataque ahora, que la asesine por haber pisado su territorio y por mentirle, que la torture como todos dicen que él hace con sus enemigos. ¿Y el niño en su vientre? ¿Qué hay de él? ¿O de ella? No es sólo de él. Estaba inconsciente cuando le hicieron la inseminación así que no hizo ningún trato con éste hombre. ¡Éste hijo es suyo sin ningún tipo de contrato!—Firme —Gerald sentencia—, no quiero que esto se alargue. No se lo recomiendo.Scarlett mueve los labios, aunque no pueda hablar, no está absuelta de que los demás lean sus labios.“No quiero.” Es lo que intentó decir.Gerald la mira con intensidad. Scarlett está arriesgando demasiado.—No le estoy preguntando —Gerald mantiene la calma, pero su paciencia parece a
—Una incompetente. Eso es lo qué eres. Éste año casado contigo no fue sino una idiotez de mi familia. ¡Casado con una discapacitada qué nada puede hacer! Ni para soltar un solo gemido —el hombre lanza los papeles directo hacia al pecho de Scarlett—, los malditos papeles del divorcio. Los ojos de la mujer, a quien habla, no están más qué dolorosamente horrorizados. Intenta sostenerse de la puerta y escuchándolo, se da cuenta que su esposo va en serio.—Eres infértil y tu familia pagará por haberme mentido —el hombre la señala, mirándola como siempre ha hecho todo éste tiempo.Odio.Cuando él retrocede, furioso, Scarlett abre los ojos y traga saliva. Lo alcanza, agarrándolo por el brazo.—¡No me toques! —el manoteo la tumba al suelo. Scarlett se lleva las manos a su vientre, impactada por lo que su ahora exesposo acaba de hacer. Su cartera también se cae con las cosas que lleva dentro—, lo único que tenías que hacer era quedarte embarazada y ni para eso sirves. No hablas, no dices nada
—No puedes quedarte embarazada y tenemos que atar como sea a la familia Harworth —su tía la agarró del brazo, empujándola. Scarlett apenas se había levantado de una profunda anestesia en la sala de un hospital. La expresión de Scarlett había sido de horror. —Tuvimos qué sedarte porque estabas como loca. Pero ya no te preocupes más, querida. En tu vientre ya llevas nuestra llave a la gloria. ¿Puedes creerlo? Ya nuestra redención volverá, nuestras familias se unirán y serás la madre del heredero de los Harworth —confesó su tía, de brazos cruzados frente a ella—. Llevas a un bebé dentro de ti.Scarlett creyó que la habían abofeteado cuando escuchó a su tía. Comenzó a removerse de la camilla, dándose cuenta que incluso estaba atada. —Una inseminación artificial, no te preocupes. No pasa nada, linda Scarlett —su tía le acarició el cabello pelirrojo con suavidad—, ya tienes un hijo en tu vientre.Scarlett movió la cabeza con lágrimas en los ojos. ¿Cómo fue capaz de hacerle eso? Su tía pa
Scarlett permanece inmóvil en su sitio al verlo. Él no puede reconocerla. ¿Verdad? No, claro qué no. Su familia la ha mantenido oculta toda la vida por su discapacidad. Ni siquiera ha asistido a ninguna de las fiestas de su familia. Nadie sabe el rostro de éste hombre. Absolutamente nadie. Peligroso, corrosivo, la oscuridad misma y con el mundo postrado a sus pies. Todo éste territorio es suyo y una familia no puede estar en el territorio de otra sin su permiso. Si éste hombre se entera quien es ella, la asesinará, y de quien es hija y nieta. Scarlett aguanta la respiración. —¿Me entendió? Parpadea, oyéndolo. Sus manos se agarran con fuerza, pero no mueve la cabeza para señalarle que entendió. Prefiere sólo permanecer con el corazón en la mano mientras busca la forma de salir de éste lío. No. Una y mil veces no.—Señorita.Scarlett asiente.—No ignoraré el hecho de que la clínica no me comentó de su condición —el señor Van Rome entrecierra los ojos amenazantes—. Demandaré al hospit
Adormilada, Scarlett se remueve de la superficie en donde está. Sus ojos entrecerrados ven la luz del día traspasar por las mismas ventanas de la sala de Mary. Se levanta, con un fuerte dolor de cabeza. El primer recuerdo viene a su mente y se lleva las manos al vientre. Lágrimas de sus sufrimientos golpean sus mejillas, temerosa de que la idea sea una realidad. Se levanta del suelo con rapidez, y sigue aturdida. Cuando vuelve a caer, una risa viene desde un punto de la sala. Scarlett parpadea buscando el responsable.—Tu misma fuiste la culpable de ese golpe —Cillian parece beber algo.Scarlett se arrastra hacia atrás. Es un demonio mismo, pero ahora la idea de estar sola con él, y luego de sus amenazas contra su bebé la aterran, incluso más cuando estaba con el señor Van Rome. Vuelve a tocar su vientre.Cillian da pasos hacia ella para tomarla del brazo sin perder más tiempo, arrastrándola hacia la puerta.—Qué lástima que ese golpe no te mató, hubiese sido perfecto —Cillian suelta
La última vez que había dormido tanto fue en su niñez, donde todavía seguía con su madre y no la habían separado de ella. Scarlett bosteza, levantándose de una superficie cómoda. No abre los ojos todavía, porque, aunque sienta que ha descansado, el malestar continúa. Poco, pero continúa. Sólo se escucha el silencio en éste lugar. Abre los ojos, y lo primero que observa es a una mujer tocando las cortinas blancas de la habitación. Scarlett observa las mantas, tratando de entender lo qué sucedió…El rostro de Scarlett cambia al sobresalto, y sale de la cama. Debido a sus piernas débiles cae al suelo, y llama la atención de la mujer presente. —¡Señora! —la mujer también cae con ella, con los ojos abiertos—. ¡¿Qué le sucede?!Scarlett señala su vientre. Las lágrimas salen por sí solas. Para ella Cillian realmente la hizo abortar y ahora la han dejado sin nada. Su bebé ya no crece en su vientre y Cillian logró su cometido. —¡Señora! —la mujer toma sus manos—. No se preocupe. Llamaré al
Su esposa.Esposa del criminal más buscado en éste país y a la vez del más poderoso. Un magnate que corrompe todo a su paso. Palabras que reflejan la autoridad suprema del hombre con quien nunca debió tropezarse. Scarlett no creyó que podría existir alguien peor que Cillian, o los hombres de su familia.De su propiedad. De él. Scarlett traga saliva, incomprendida a todo lo que pasa a su alrededor, al lugar donde está, a las intenciones siniestras de éste hombre. No puede huir ahora. La manipulación de Zayda la ha puesto en éste laberinto sin salida y crece un niño dentro de ella también ajeno al mundo donde nacerá.—Antes que nada —Gerald se coloca de pie. Scarlett atrae las manos a su pecho en un intento de ya no tocarlo—. ¿Qué es ese hombre para usted?Scarlett no tiene nada para comunicarse con él o responderle las dudas. Entiende que las personas son ajenas a la voluntad suya de no poder, literalmente, decir una sola palabra. No quiere recordar a Cillian, y todo el horror por la q