Capítulo 8: Su alma perdida.
Era muy peligroso, que lo hiciera su hija siendo autista era aterrador, ella no reconocía el peligro.
— Iré de inmediato, llama a la policía y sal a buscarla, ella no puede andar sola, es muy peligroso. — Musitó con voz rota, tenía un enorme y doloroso nudo en la garganta, sintiendo que le acababan de arrancar el alma y se la habían llevado lejos.
Su alma era su hija y necesitaba recuperarla.
Colgó la llamada sin esperar otra respuesta y salió del baño corriendo para dirigirse a la salida del brazo, sin perder tiempo en avisar, no le importaba nada más ni si siquiera si perdía este trabajo, en este instante lo único que le interesaba era encontrar a Lydia.
Cuando salió del bar miró a todos lados, intentando encontrar un taxi mientras se iba sintiendo cada vez más desesperada, pero los taxis que pasaban todos iban ocupados, ninguno se detenía y en medio de su desesperación sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, hasta que un auto lujoso se detuvo frente a ella.
— ¿Qué sucede? — Pre