Inicio / Otros / ES A TI A QUIEN AMO / CAPITULO 2 UNA BODA NO DESEADA. Sebastián Ghill.
CAPITULO 2 UNA BODA NO DESEADA. Sebastián Ghill.

El salón de fiesta de la mansión, celebra hoy la fiesta más sencilla que ha tenido en años. El rostro de toda mi familia es de tristeza, a diferencia de los padres de mi novia y sus tíos, los padres de Melissa, que parecen disgustados de la pequeña recepción para la boda. Samantha, llega a mi lado y me abraza.

─ Ánimos que Aleska, no necesita alguien  más depresivo que ella, ─ susurra en mi oído y asiento, observo a Laissa, ella sonríe extendiendo su brazo, suelto a mi madre y tomo su mano. Ella, se acerca abrazándome y besando mis labios, ambos caminamos los pasos que faltan hacia la mesa decorada para la boda civil, nos acomodamos, ella sonríe, cuando la ceremonia inicia.

Yo, introduzco mi mano libre en el bolsillo tomando la unidad USB, la presiono, recordando fragmentos de algunos  momentos que vivimos Aleska y yo.

─ "¿Te gusta? ─ Le pregunto.

─ Sí, está hermoso Sebas, ─ respondió observando la habitación que había preparado.

─ Es para nuestra primera vez, ─ musité, ella giró su cuerpo rodeando mi cuello y buscando mis labios.

─ Te amo tanto, Sebas ─ susurró.

─ Yo también, mi española hermosa.

─  Ven, Sebas.  Te presento a mi mejor amiga.  Laissa, él es el amor de mi vida.

─  Te amo Sebas..."

─ Sebastián, ─ escucho la voz de Laissa, sacándome de mis recuerdos, la observo, ella sonríe nerviosa.

─  Sebas ─ responde, me indica mi madre, quien está a mi lado. Los observo a todos, y tienen su mirada fija en nosotros.

─ Acepto, si acepto, ─ respondo perdido, sin saber si es eso a lo que hacen referencia, pienso que es así, cuando escucho los aplausos de los tíos de mi novia, que luego siguen los demás con una declaración de esposo y esposa.

Se van acercando para felicitarnos, luego hay un pequeño brindis. Laissa, cruza su brazo con el mío.

─ Ya soy tú esposa, ─ sonríe  tomando de mi copa y llevando la suya a mis labios, sorbo un poco, no estoy para celebraciones, pero tampoco es justo para Laissa, hacerle un desprecio.

Solo deseo que esto culmine rápido, para partir. Luna, se acerca junto a Caleb, ella me abraza y besa mi mejilla.

─ Solo, llénate  de fuerzas positivas y ten fé, mucha fé ─ susurra en mi oído, cuando me abraza.

─ Gracias, ─ musito besando su mejilla, ella pasa a felicitar a Laissa y Caleb, solo me da un abrazo sin pronunciar palabra, la tía Abigail y la prima Ashley, anuncian que pasemos al comedor, para el desayuno que prepararon para la boda.

Apenas son las diez de la mañana, después del desayuno nos marcharemos para España y eso es lo único que deseo.

Melissa, me observa, su rostro está pensativo. Leonardo, le dice algo al oído y ella solo asiente, comienzan a servir el desayuno, hay una gran variedad de platillos y bebestibles, pero a mí no me apetece absolutamente nada. Forman conversaciones entre todos y yo, solo me hundo en mi preocupación esperando que esto culmine rápido. 

─ Les deseo buen viaje, ─ murmura Samantha, abrazándome.

─ No te preocupes por las contrataciones, ya César, Leonardo y Melissa, han cuadrado todo con los hologramas que has grabado y yo me encargo de la parte legal, ─ menciona Jaime, yo asiento, observo a mis primos, Melissa y Leonardo, se acercan.

─ Pienso que has cometido un error al casarte, ─ murmura Melissa.

─ Saluda a Aleska,  y si logras convencerla, aquí estaré esperándolos para ayudarte, ─ concluye retirándose, sin despedirse de su prima y sin siquiera felicitarla por la boda.

No sé qué ha pasado entre ellas, pero se han distanciado la una, a la otra. Observo al tío Jordan, que está besando a la tía Abigail, despidiéndose, luego se acerca a sus cuatro hijos César, Leonardo, Jean Carlos y Hailey; despidiéndose también de ellos y de la abuela Hailey.

Mamá y Franchesco, me hacen seña, mi padre se acerca, observo a Laissa, se está despidiendo de sus padres y sus tíos, ella insistió en acompañarme, hubiese preferido que se quedara, pero finalmente ella, siempre ha conocido mis sentimientos por Aleska.

Abordamos el Jet de Lumbardi, respiro profundo observando mi reloj, siendo en este momento  las trece horas.

Cada minuto del vuelo ha sido torturante, llenándome de más ansiedad y miedo, respiro con alivio cuando piso Madrid, siete horas cincuenta y cinco minutos después; cinco años sin visitar España, los recuerdos de Aleska, me llegan solo con el aroma del aire y con el paisaje de estas tierras.

Camino apresurado hacia la limusina, mi padre va a mi lado derecho y Laissa, a mi izquierdo. Mi madre, camina unos pasos atrás, junto a Franchesco y el tío Jordan.

El trayecto hasta la mansión Lumbardi, se me hace eterno, cuando por fin llegamos, tomo una bocanada de aire. Los nervios me azotan, pero a la vez se  mezclan por una ansiedad tan potente, como los sentimientos que me abarcan.

Frenna, respira con alivio al vernos, se lanza a los brazos de su hermano llorando, me lleno de miedo.

─ ¿Cómo está? ─ Pregunta Franchesco.

─ No está bien, ─ Murmura la madre de Aleska, reflejando la angustia que cubre su rostro.

─ ¿Dónde está? ─ Le pregunto con labios temblorosos.

─ En su habitación, ─ responde Frenna.

Sin importarme, la mujer que tengo a mi lado y que ahora es mi esposa, camino apresurado hacia la habitación   que conozco de memoria, pero apenas abro la puerta me sorprendo.

Esto, no se parece en nada a la habitación que recuerdo de Aleska, hay demasiados equipos de salud, su cama ya no es la misma, es como una cama clínica especializada, hay una enfermera la cual me observa. Dabo, el hombre que conocí como amigo y guardaespaldas de Aleska, le está aplicando una inyección por la vena.

Camino hasta la camilla y allí está mi española hermosa, sus ojos están muy hinchados y rojos, sus mejillas llenas de lágrimas.

─ ¿Mamá? ─ Pregunta girando su rostro hasta mi presencia, sin enfocar la mirada, frunzo el entrecejo.

─ No es tú mamá, ─ le responde su amigo.

─ ¿Entonces quién? ─ Pregunta. La puerta se vuelve abrir.

─  Me dice tú madre,  que no has querido comer ─ menciona Franchesco.

─ ¡Tíoooo! ─ murmura enseguida al escuchar su voz,  acomodándose  en la cama y lanzando un quejido de dolor, corro a su lado abrazándola.

─ ¿Sebas? ─ Pregunta y enseguida sus ojos se llenan de lágrimas.

─ Sí, soy yo, ─ respondo buscando sus labios.

─  ¿Te has casado? ─ Pregunta.

─ Sí, pero igual no me sacarás de tú lado, ─ murmuro besando su frente.

─ Estaremos en esto juntos, Aleska. ─ Le aseguro.

─ Y Laissa ¿Dónde está? ─ Pregunta.

─ También vino para apoyarte y papá y el tío Jordan, también ─ le informé.

─ ¿Samuel? ─ Preguntó sorprendida.

─  Sí y a ninguno nos sacarás de esto, estamos juntos, Aleska. ─ Afirmé.

─ Esta vez de tú lado, no me mueve nadie. ─ Le aseguré.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP