Capítulo 52.

ACACIA LUNA.

Doy un quejido de molestia cuando siento como me mueven un poco del hombro.

Abro los ojos y veo al maldito de Nicolás enfrente mío.

—¿Qué pasa?

—Te quedaste dormida —me responde—. Es hora de cenar.

Se da la vuelta y camina hacia la cocina mientras yo lo veo confundida.

¿Cenar? Pero si es almorzar, ¿no?

Me siento en el sofá (estaba acostada) y cuando veo por la ventana, me doy cuenta de que es de noche.

¿Cuánto tiempo dormí?

—Unas seis horas —lo volteo a ver—. Te perdiste el almuerzo por quedarte dormida —me responde poniendo varias cosas en la mesa—. Intente despertarte, pero me ignoraste y seguiste durmiendo.

Veo mis piernas y arriba de ellas veo una manta color crema. La quito y me levanto del sofá despacio.

Camino hacia las escaleras para empezar a subirlas.

—¿A dónde vas?

Volteo la cabeza para verlo desde los primeros escalones.

—¿Tú a dónde crees? —le pregunto molesta—. A dormir.

Miro nuevamente hacia al frente y empiezo a caminar nuevamen
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