Susan y Rebecca pasaron el día inmersas en conversaciones en el apartamento, y la presencia y consejos de Susan gradualmente disiparon la inseguridad y el miedo que Rebecca estaba sintiendo. Por la noche, se unieron a sus amigos en la casa de Camila y Saulo.
– Amiga, ¿cómo estás? – Pregunta Camila, sus ojos llenos de empatía.
– Me siento mejor. Gracias por el apoyo.
– Rebecca, necesitamos tener una conversación seria. – Afirma Ryan, golpeando ligeramente los dedos en la mesa.
– Ryan, por favor, dame un tiempo para organizar mis pensamientos. – Responde, con una expresión irritada.
– Rebecca, ¿hablaste con él? – Insiste, mirándola seriamente.
– Sí, anoche. Si quieren saber, soy la culpable del último arrebato de Alex. Lo resolveré, no se preocupen...
– No aguanto más, necesito saber. – Dice Luiza, interrumpiéndola con ojos ansiosos. – ¿Estás embarazada?
– Richard, no puedes guardar un secreto, ¿verdad? – Bromea Rebecca, y una ola de risas recorre la habitación. – Sí, estoy embarazada,