La historia de la joven Valentina que fue envuelta en una venganza dónde enfrentó lo que más tenía miedo... A su medio hermano que odiaba
Leer másElla fue obligada a casarse con un discapacitado para salvar la empresa de su difunta madre, y volverá para vengarse de todos los que la lastimaron.
Porque no puedes escapar del pasado… siempre consigue la forma de alcanzarte, y cuando Brianna lo vio, sentado en su silla, con ese aire de tipo duro que se creía el centro del mundo, mientras pasaba la vista entre ella y su acompañante, lo supo. Y cuando él abrió la boca, se lo confirmó.
—¿Tú vas a ser mi esposa? ¿Y ese quién es? ¿Acaso tienes un hijo? Maldita sea… Mi abuelo me trajo a una usada.
Esto no sería fácil.
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—La próxima semana tendremos las asignaciones de los nuevos proyectos —dijo una suave voz masculina que salía de una laptop sobre la mesa de centro.
—Por supuesto —contestó la muchacha con calma mientras recogía algunas cosas del piso de su apartamento.
—Esta temporada harás teletrabajo, ¿no?
—Sí, tengo que concentrarme un poco más en Evan y apoyarlo.
—Ya veo… ¿quieres que entre al programa? Sería una pena que su talento se desperdiciara.
—Él quiere —contestó la muchacha—. Pero aún es muy pequeño, así que nos centraremos solo en aprendizaje y socialización por ahora… Aunque hacer socializar a un niño como él es muy difícil.
Resopló cansada, y un pitido resonó. Era su celular el que sonaba.
—Oh, ¿tienes otra llamada? Bueno, te dejaré por ahora entonces. Descansa y relájate para que estés lista para los nuevos proyectos.
—Claro, señor. Así lo haré.
El hombre al otro lado cortó, y solo entonces la rubia se movió para tomar el celular, encontrando una llamada de un número desconocido, pero que tenía un código de área que conocía bastante bien: Irlanda, Dublín, Ranelagh, en específico.
Soltó un suspiro cansado y dejó que la llamada se perdiera, pero volvió a sonar. Lo hizo dos veces más, pero al otro lado siguieron llamando, por lo que no le quedó de otra que contestar.
Descolgó, lo puso en altavoz y siguió recogiendo alrededor, porque la llamada no merecía su tiempo.
El silencio se regó por el lugar cuando la persona al otro lado se negó a hablar, pero ella tampoco lo hizo.
De pronto resonó una voz chirriante y molesta que extendió el asco en la muchacha en un segundo.
—¿Qué estás haciendo que no contestas? Sigues siendo tan maleducada como siempre… no sé qué haré contigo.
Qué desastre.
El hombre al otro lado de la línea resopló, y la rubia frunció el ceño.
—¿Qué demonios quieres? ¿Cómo conseguiste mi número? —espetó con dureza, sin un ápice de cariño, porque él no se lo merecía.
—¿Así es como le hablas a tu padre? —replicó iracundo—. No puedo creer que ya sean cinco años y sigas así.
La falsa decepción en su tono hizo que a ella le hirviera la sangre, pero, como se suponía que era una mujer adulta, contó hasta cinco y se calmó.
—¿Qué quieres? A diferencia de ti, yo sí tengo cosas que hacer con mi vida. Si solo llamaste para fastidiar, voy a colgar. —Se acercó y agarró el celular.
—¡Espera! —soltó él con prisas y volvió a resoplar—. Tienes que volver a Irlanda.
¿Qué?
—¿Te volviste loco? —soltó ella sin pensar y resopló, impresionada por el cinismo de ese tipo.
—Te vas a casar, ya está decidido. Tienes que volver tan pronto como sea posible para oficializar el compromiso y firmar los papeles. De ser posible, toma un vuelo a casa esta misma noche.
¿Acababa de decir «casa»? ¿En serio?
La seriedad de su voz burbujeó en ella con un asco que la desconcertó, y no pudo evitar soltar una carcajada cruda.
—¿Te estás tomando tus pastillas? Tal vez deberías ir con el psiquiatra para que te recete algo nuevo —espetó— ¡¿Cómo puedes llamarme después de más de cinco años para decirme algo tan estúpido?! ¡Dile a tu queridita Ivette que se case ella y déjame en paz!
—¡La empresa de tu madre está en peligro, ¿no lo entiendes?! ¡Tienes que casarte o nos iremos a la quiebra!
¿Así que por eso era todo?
Sus palabras le dejaron la mente en blanco por unos segundos, y la molestia hirvió en su interior sin poder evitarlo.
Con el latido de su corazón resonando en sus oídos, y como si lo tuviera al frente, le gritó al celular:
—¿Cómo que a la quiebra? ¡¿Qué le hiciste a la empresa de mamá?!
—Perdimos a unos clientes importantes y estamos al borde de la quiebra, pero conseguí un trato con el Presidente de Industrias Nexus. Él está ansioso por casar a su nieto, e inyectará dinero a la empresa con tal de que te cases con ese chico.
No… es que esto no podía ser cierto. ¿La estaba vendiendo como cerdo para el matadero?
Un momento.
Brianna se detuvo en seco, preguntándose si había oído bien. ¿Acaso acababa de decir «Industrias Nexus»? De repente, la inquietud brilló en su expresión.
—¿De quién estás hablando? Los Beresford no tienen un nieto —habló la muchacha con desdén, porque esto también podía ser una trampa
—Lo tienen, el hijo bastardo de Rowan —contestó con una repentina emoción que a ella le chirrió—. El chico tuvo un accidente hace tres años y quedó en silla de ruedas. Tenía un compromiso pactado, pero su novia lo dejó cuando supo que no volvería a caminar, y el viejo quiere casarlo. Como tú estás soltera, eres la candidata perfecta. Ivette está con Owen, ella no es elegible.
«Owen…».
Escuchar ese nombre la devolvió a sus cinco sentidos, resopló y, con el celular en la mano, caminó hasta la computadora, donde un correo estaba abierto en la pantalla, y tenía unas palabras muy simples.
Respiró hondo y pensó en ellas por unos segundos porque, de ser ciertas, la ponían entre la espada y la pared.
Los Beresford tenían un imperio inmobiliario que se extendía no solo en Irlanda, sino por toda Europa y el mundo, con una diversificación tan densa como poderosa. Si se casaba con el próximo heredero, aunque fuera por conveniencia, de seguro podría tener acceso a más información y…
Tenía que hacerlo, pero…
Un escalofrío se escurrió por su cuerpo, y el simple pensamiento le revolvió el estómago mientras apretaba los labios, porque volver a Irlanda significaba meterse directo en el ojo del huracán, y de seguro tener que volver a ver a gente indeseable.
Pero… ¿Y si podía conseguir algo más?
Se mordió el labio inferior, frunció el ceño sin quitarle la vista al mensaje, y espetó tras un par de segundos unas palabras que le supieron a vinagre:
—De acuerdo, me casaré con ese tipo, pero con una condición.
Las tripas se le revolvieron. ¿Qué clase de locura estaba aceptando hacer?
Escuchó a su padre refunfuñar al otro lado, y masculló:
—¿Qué quieres?
—Que no te vuelvas a meter en mi vida —respondió tajante y colgó.
Sabía que quería decir algo más, pero a ella le importaba un carajo. El simple hecho de escuchar su asquerosa voz le revolvía el estómago, y su desayuno fue muy sabroso como para echarlo a perder.
Tiró el celular a un lado, acercándose a la laptop para leer una vez más aquellas palabras, que parecían simples pero no lo eran: «Tu madre no se suicidó como todos dicen. ¿Quieres saber la verdad? Entonces vuelve y búscala tú misma».
Ni siquiera sabía quién era el remitente, pero lo averiguaría.
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¡Hola! Bienvenido/a a esta nueva historia. Gracias por darle la oportunidad. Espero que la disfrutes
-Y dime Valentina ¿Cuál es tu puesto en la compañía de mi esposo?-Aplique para la pasante de asistente personal del Sr. Cornel por lo que empezaré a trabajar el lunes, aunque solo será medio tiempo porque debo de ir a la universidad y con el trabajo debo de pagar la colegiatura del siguiente semestre. – Dije esperando tener compasión de parte de ella para que así los planes sigan su curso.-No puedo creer que debas tu mantenerte a ti misma para seguir estudiando y aparte debas de mantenerte para poder vivir, realmente al verte me doy cuenta de que eras una gran chica y si me lo permites me gustaría ayudarte en lo pueda.-Gracias señora Ximena de verdad, pero no me gustaría que usted pensara que solo busco aprovecharme de usted o algo parecido, ya que si algo me enseñó mi madre es que cada uno debe hacerse responsable de sus propios asuntos sin la necesidad de alguien más. – Al terminar de decirlo no podía evitar recordar que si mi madre mi hubiera dado es
- ¿Esta el señor Cornel en su oficina? -Preguntó la señorita mientras yo miraba cada parte de aquel piso dando cuenta que solo se encontraba la oficina del él y los cubículos de Ana, Sofia y uno vacío que era el en el que yo iba a trabajar.-Si esta ¿quieres que le diga que vienes con la nueva asistente? -Dijo Ana mientras tomaba el teléfono para comunicar sobre que estaba yo ahí para verlo.-Me dice el señor que pasen.La señorita abrió la puerta y yo solo sin pensarlo entré mirando que él estaba ahí sentado mirando unos papeles como lo hacía Mateo, pensando que, aunque los dos se odiaran hacían las mismas cosas.-Buenas tardes Sr. Cornel, disculpe por molestarlo cuando está muy ocupado, pero aquí le presento a su nueva asistente, su nombre es Valentina García Contreras y estará con usted medio tiempo ya que ella es una estudiante. - Dijo mientras él dejó los documentos que tenía en su mano al escritorio mirándome fijamente mientras yo le devuelvo una
-Realmente si soy ingenua ya que se me había olvidado tu verdadera naturaleza y que sin importar cuanto daño le hagas a las personas tú nunca te vas a detener a pensar si es correcto no. Pero tienes razón yo no te fui útil para revivir a tu hermana, pero si lo soy para acabar con él, así que si ya no tienes nada que decir me retiro. - Dije mientras salía lo más rápido posible de aquella habitación a la cual no volvería jamás.Bajaba las escaleras lo más rápido posible hasta que me tope con Hugo mirando que yo estaba llorando.-Señorita Valentina ¿se encuentra bien? -Preguntó mientras me detenía para ver mi estado.-Si lo estoy Hugo solo que a veces suelo llorar. - Sonreí mientras me limpiaba mis lagrimas para que así Hugo no hiciera más preguntas.-Dime Hugo cuales son los reportes del día de hoy. - Hugo solo me miro por unos segundo inmóvil hasta que reaccionó.-Si lo siento, pero los aún no hay ningún reporte acerca de los equipos por eso solo venia i
El día comenzaba cuando Amelia venía a despertarme, pero el día de hoy no pasó eso ya que por toda la noche me mantuve despierta esperando que la hora de levantarse no llegara, mirando el reloj podía darme cuenta de que eran las seis de la mañana y que pronto todos en la casa iban a empezar con su día. Fue ahí en donde decidí mejor levantarme de una vez para así poder arreglar los últimos detalles de la entrevista, así como darle el reporte a Mateo para que estuviera al pendiente sobre la situación.-No importa lo que pase yo debo de hacerlo. - Me dije mientras me levantaba para dirigirme al baño y así poder darme una ducha caliente antes de que Mateo me llamara.Pasaron los minutos mientras me daba esa tan esperada ducha esperando que nadie me molestara y pudiera tener un baño tranquilo, pero como siempre estaba equivocada.-Señorita Valentina buenos días, solo le vengo a dar un mensaje del Sr. Smith…” No puedes fallar en esa entrevista, si tú fallas lo lamentarás
Me dirigí al campo de tiro que estaba en el fondo del gimnasio dándome cuenta de que estaba sola y era el mejor momento para ponerme a pensar y a reflexionar acerca de este caótico día.-Si tan solo pudiera recorrer el tiempo a cuando mi mamá estaba viva…a cuándo era feliz-Eran pensamientos que todos los días pasaban por mi mente recordando aquellos momentos felices y llenos de mentiras pero que hoy me ayudaban no caer en la locura después de saber mis orígenes y acerca del propósito que me encomendaron desde hace dos años. Mientras empezaba a disparar podía recordar los días en el que todo empezó y el cómo conocía a nuevas personas como a Emilia y al maestro…-Escucha Valentina tú debes de terminar este entrenamiento para que así empieces con la venganza del Sr. Smith ya que si no te has dado cuenta él está decidido que para que todos tengamos nuestra libertad él debe de matar a ese hombre que le hizo tanto daño. - Me decía el maestro mientras me enseña
- ¿Estás segura de que te vas a meter en esa compañía para hacer todo lo que tenemos planeado…más bien para hacer lo que él quiere que tu hagas? -Él me preguntó mientras me miraba gentilmente y con una pequeña preocupación.-Se que te había dicho que no quería que este día llegara, pero no tengo otra opción, si no hago lo que él dice yo nunca podre ser libre o más bien nadie de esta casa podrá ser libre y feliz.-Lo sé, pero no quiero que te pase algo o que estés en peligro por culpa de él.-Emilio cuida bien lo que dices porque si no lo has olvidado él fue quien tomó la decisión de que te quedaras en esta casa para que tu fueras mi apoyo y cómplice de todo esto.-Por favor Valentina tu y yo sabemos que él no me quiere aquí, y si el tomó esa decisión fue porque cuando tú me conociste en aquel callejón de la ciudad vio la oportunidad de utilizarme y que sin tu ayuda yo nunca había dejado las calles así que si me preguntas a quien le tengo que agradecer esa per
Último capítulo