POV AMELIA.
Estaba irritada con Magnos. Me pidió perdón y acabé perdonándolo, pero eso no significa que desistí de vengarme de él. Al contrario, quiero vengarme de él y enseñarle a nunca más compararme con sus putas y difamar mi imagen y reputación.
Cuando mi marido me presentó a aquella reina, sentí rabia solo de mirar su rostro, pero lo disimulé perfectamente con mi mejor sonrisa. Pero la rabia hacia ella solo aumentaba a medida que recordaba a Magnos diciendo que esta infeliz quería hacernos a mí y a mis bebés conejillos de indias. Quería su sangre. Me asusté con mi pensamiento.
— Este pensamiento no es mío — pensé.
— Claro que no, son mis pensamientos. Quiero desgarrar el cuello de esta zorra, que además de amenazarnos, aún quiere a nuestro macho. Debemos hacer que se incline ante nosotras, pidiendo perdón — dijo Ravina, furiosa.
— Entonces hagamos eso. Tú me dices qué debo hacer — le dije a Ravina.
— De acuerdo — respondió Ravina.
Magnos presentó al mago Rubens, y él, cuand