Megan se atavió con aquel vestido de ensueño y se miró al espejo.
En ese momento, luego de contemplar sus ojos brillantes en su reflejo, decidió que era tiempo. Ya no tenía sentido seguir esperando por algo que no sucedería, por alguien que no la quería y a quien también había dejado de querer.
Su cuerpo temblaba y su estómago vibraba. Aceptar de una vez que su matrimonio no tenía remedio, logró una paz que hace tiempo no experimentaba y ya no tenía ninguna emoción que trasmitir al respecto. El fracaso dolía, sí. Pero debía aprender a vivir con ello y empezar de nuevo.
Caminó dispuesta a ir al sitio pactado mientras su mente viajaba al momento en que conoció a Luck, en aquel bar, en el preciso momento cuando su mundo entero comenzó a derrumbarse.
Cuando subió al elevador, cerró los ojos y guard&oac