Capítulo XXIV: El regreso de Derek

Bastian estuvo conmigo todo el rato, el silencio no fue incómodo, al contrario pudo decir más de lo que yo esperaba. 

Fuimos a casa, sin decirnos nada. Bastian jugaba con el ruiseñor, me causaba ternura verlo. 

—Ojalá te hubiese conocido antes —pensé

Antes de llegar a casa, Bastian tuvo que detenerse dos cuadras antes para que mi papá no pudiese verlo y así evitarnos problemas para ambos. Se despidió de mí y se fue. En el poco trayecto que quedaba antes de llegar, pensé en Iker, en lo que había dicho y en cómo tratado, tenía ganas de tenerlo frente a mí y cachetearlo, luego balancearme sobre su amiga, agarrarla de los cabellos, darle un tirón y golpearla hasta que se fuera al hospital. 

Miré al frente y observé el auto de mi padre

—¿Él está aquí? &mdash

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