Capítulo XXII: Amistades

Lo traje de vuelta a casa, seguía delicado, pero era fuerte, el mismo veterinario lo dijo: "Creerán que yo hice mucho para salvarlo pero no, yo sólo lo medique y lo atendí, de él vinieron las fuerzas para seguir aquí." Mi mamá también estaba contenta de tenerlo nuevamente, la casa se sentía triste sin él, desde que lo encontré y lo salvé, dio luz en medio de una oscuridad, dio vida en medio de una tormenta, lo necesitaba y él me necesitaba. 

Al llegar a casa, subí las escaleras despacio, y lo puse en su casita delicadamente con mis manos. Faltaba poco para entrar a clase y debía ir, mi cuerpo me dolía pero, me dolía más ver a mi amigo en tan mal estado. Él era fuerte, sabía que se pondría bien, aun así, no quitaba el hecho de sentirme mal. 

Los golpes en mi cuerpo al caer y golpearme empezaban a notarse. Cua

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