Estaba segura que el ruiseñor ya no volvería a mí, esta vez lo había perdido.
Pero de las siguientes palabras que mi mamá mencionó, abrieron mis esperanzas.
—Está delicado. Se quedará toda la noche con el veterinario y mañana podemos ir a ver cómo está y tal vez podamos traerlo a casa.
Asentí ligeramente.
Entramos a la casa, mi madre me abrazó.
—Lo lamento —besó mi frente —Todo esto terminará pronto
—¿Cuándo? —la miré —Yo ya no puedo más mamá
Mi mamá retiró los cabellos que caían y cubrían un poco mi rostro —Ten paciencia y aguanta un poco más ¿sí?
Esa frase "un poco más" era subjetiva, podía durar unas horas o años, yo no sabía si ten&ia