TODO ES UNA VENGANZA...
Los malandros, en un principio reticentes a colaborar, se mostraron sorprendentemente habladores cuando el policía mencionó el apellido Hills. Al escuchar esa palabra, sus rostros cambiaron de expresión y comenzaron a hablar entre ellos en tono nervioso.
El policía detectó la reacción y decidió presionar más. Mencionó el nombre del doctor Hills directamente y observó cómo los malandros intercambiaban miradas nerviosas. Era evidente que este nombre tenía un significado importante para ellos.
Finalmente, uno de los malandros cedió bajo la presión y comenzó a revelar detalles sobre el encargo que recibieron del doctor Hills. Explicó cómo les pagaron una suma considerable de dinero para dañar el vehículo de Olegda y cómo les advirtieron que no dijeran nada sobre quién los contrató.
Con la información en su poder, el policía y su equipo procedieron a arrestar a los malandros y llevarlos a la comisaría para un interrogatorio más detallado. Estaban un paso más cerca de desentrañar el misteri