Un CEO adicto al control

— El cazador había atrapado a su presa, la había acorralado hasta dejarla sin una salida, solo quedaba esperar la mortal herida que la hiciera desangrarse por que no parecía haber una manera de huir

— Tu tío te a vendido a mí, no puedes irte, me perteneces. - Dorian le hablaba a Alina rosando sus labios, la tensión se sentía en el aire

— ¿Qué tiene que ver la empresa conmigo? ¡no lo acepto! ¡no quiero pertenecerle a nadie, no quiero ser tuya!

— ¡Eso no lo decides tú, querida, eso lo decido yo! .- la sonrisa perversa de Dorían, asusto a Alina. - estás en mis brazos y de aquí no vas a escapar, vas a quedarte conmigo durante cuatro meses, si lo haces, al final tu familia podrá conservar su compañía, ¡si te rehusas absorberé su empresa y los echaré a todos a la calle!

— No te atreverías, ¿no serías tan cruel para echarlos sin compasión de su casa y su compañía?

— Oh claro que sí, lo haría sin tener ni siquiera un solo remordimiento

— ¡Ya te dije que no quiero ser tuya, solo... solo déjame ir a hablar con mi tío, no puedes adueñarte de mi persona, eso es muy cruel, yo soy un ser humano, no una moneda de cambio!

— Dorian, había llegado al límite de su paciencia, tomó a Alina en sus brazos y se encaminó a su habitación, su carácter dominante salió de él, la inocente Alina estaba bajo el control y la posesividad del poderoso emperador comercial

—¡Bajame! ¡bajame! ¡no quiero estar contigo! ¡amigo, ayudame, sálvame! murmuraba Alina, su amigo misterioso siempre había acudido en su ayuda, ¿por qué ahora no venía en su rescate? tal vez éste era su castigo por haberse entregado a éste CEO despiadado, fue un error, un terrible error, amigo ven por mi... Snif..

_ Las calientes lágrimas de Alina, le importaron poco a Dorian, su enfado no lo podía calmar de ninguna forma, si no hubiera estado él en el país, la mujer que era dueña de su obsesión, ¿se habría entregado a otro hombre? de solo pensarlo la furia en su interior se desataba

— El Ceo no quería que Alina supiera todavía quién era él, pero tampoco se la dejaría quitar por otro hombre, fue por eso que tuvo que ver en la caída de las empresas Altamirano, él mismo llevó a Adam Altamirano a esa posición de desespero, claro que el hombre no era un santo, Dorian había preferido caer en la ruina que vender a un familiar suyo, pero bueno, ese era su pensar no el de todos

— En la lujosa y amplia habitación del ceo devoró a Alina de nuevo hasta el amanecer, le había dejado incontables marcas en su suave piel, ella era su mujer favorita, se sentía bien tenerla cerca de él, se molestó con sigo mismo por no haberlo hecho desde antes

— El día llegó, Dorian bajó a su despacho dónde su asistente principal, Aníbal Hill, ya lo estaba esperando

— Dame lo que tienes de Alina. - pidió el Ceo sin más preámbulos

— La señorita Alina acaba de regresar de Inglaterra, su tío Adam le pidió volver para que tuviera una cita con usted, su prima y su ex novio ahora son pareja y están a punto de comprometerse, la familia Altamirano y la familia Fernández temen que Alina le quiera arrebatar al joven amo de la familia Fernández a su prima, Sofía Altamirano

— Salió de la fiesta que la familia Fernández organizó por qué fue insultada y abofeteada por la señora Fernández, después llegó a un bar dónde un tipo drogó su bebida con fines... con fines absolutamente reprobables, por último llegó a usted a su hotel de siete estrellas

— Mmm... Dorían tocaba sus dedos en el escritorio, esa familia piensa que mi Alina, irá tras el joven amo Fernández, ¿por qué lo haría si me tiene a mí?

— ¡Aníbal, cualquiera que ofenda o moleste a mi mujer debe pagar!

— Cómo ordene, CEO Montana, se hará como usted deseé — el asistente Aníbal se retiró a seguir con sus obligaciones, Dorian era uno de los jefes más estrictos y exigentes con los que hubiera trabajado jamás

— Dorían subió de nuevo a su habitación, después de darse una ducha y vestirse, se sentó frente a la cama en un cómodo sillón para una persona, una de las empleadas entró para preguntar si se le ofrecía algo

— Levanten a mi mujer, díganle que la espero para desayunar. - ordenó el Ceo

— Después de que salió de la pieza, la sirvienta despertó a Alina. - señorita, es hora de levantarse, pase a ducharse mientras yo le pasó la ropa, el Ceo Montana, la espera para desayunar

— ¡No, dígale a ese demonio que no iré a desayunar con él, más bien pídeme un taxi para marcharme a mi casa!

— Señorita, no me haga las cosas difíciles, no haga enfadar al Ceo Montana, o de lo contrario la castigará

— ¡Si se molesta me importa poco! ¡Vaya y dígale a ese pervertido, que no me puedo levantar, me duele mí.... dígale que me duele el cuerpo!

— La sirviente solamente asintió, sabía que no le iba a agradar el recado a su jefe, al Ceo no le gustaba que le llevarán la contraria era un adicto al control

— No pasaron más de cinco minutos cuándo Dorian, entró acompañado de tres mujeres, parecían ser de origen latino, eran altas y fornidas, estaban esperando la orden del enfadado Ceo

Ayudenla a levantarse, deben bañarla y vestirla para que desayune conmigo — después de ordenar salió de nuevo, si se quedaba no sabía si se iba a aguantar las ganas de castigar a su mujercita el mismo por llevarle la contraria

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