Ivanko, escuchó muy atento a la joven griega, sonrió de lado cuando lo amenazó con delatarlo con su padre y sus hermanos si la volvían a lastimar de esa forma, sabía que tenía razón, no dijo nada más y bajó por agua, pero se cruzó con su padre, quien para pronto preguntó
— Me han informado que has traído a una chica y que la bajaste en brazos del coche, ¿la has llevado a tu habitación? — Borjad, era así, directo
— Si, la llevé a un entrenamiento de boxeo, pero a Khatya, se le pasó la mano y la noqueó a propósito, entonces esta chica se sentía mareada
— Supongo que sí, esa rusa no disimula que tiene interés en ti, y tú llevándole a otra jóven, era de esperarse que eso pasaría, fuiste descuidado
— Lo sé, pero no va a volver a pasar, Rocío, está furiosa conmigo, estuvo a punto de mandarme al diablo, con lo mucho que me costó que me aceptara unas palabras, no lo voy a volver a arruinar
— ¿Rocío? ¿qué, Rocío? ese nombre me salta mucho
— Rocío, Diamantis, ¿qué otra va a ser