Termino de cambiarme, y al salir del baño, me doy cuenta de que ella esta en la terraza. La veo sentada en la reposera y a pesar de que no la estoy viendo a la cara, puedo notar lo pensativa que esta. Rápidamente preparo dos cafés con la ayuda de la cafetera que tenemos en el bungaló, y mientras lo hago, llamo al servicio de habitación para que nos traigan un desayuno continental y luego salgo a la terraza con las dos tazas en mis manos.
—¿Te sientes mejor? —averiguo sentándome a su lado y le entrego una de las tazas.
Ella asiente y me mira fijamente.
—Si, es solo que el vapor del baño me hizo sentir muy mal, creí que me iba a desmayar —me explica y sonrió de lado.
—¿Fue eso o que no pudiste soportar tanta intensidad? —bromeo y reímos cómplices.
—Eres un engreído —me regaña divertida.
—¿Y crees que tengo motivos para serlo o no? —le sigo el juego y se muerde el labio inferior.
—Grandes motivos —pronuncia y su mirada me recorre de pies a cabeza dejándome saber que sus palabras están ll