Parecía una estúpida película de terror, pero de esas bien feas. No tenía más remedio que decir que sí. Empezó a saltar como niña, me abrazó y me pellizcó las mejillas. Me estremecí, era desastroso todo lo que me pasaba.
—Sabía que podía contar contigo. Alan nos recoge y nos deja en el centro comercial.
Empecé a reirme histéricamente, definitivamente yo necesitaba un exorcismo. Ella me miró confundida, negué y sólo dije; parecen pegotes, se van a desgastar de tanto estar juntos. Ella soltó una carcajada ruidosa.
…
Él nos recogió como lo había dicho, en todo el camino me la pasé con el celular en la mano, mensajeando con Luca, tratando de evitar la miel que le salía a Vanessa cada que estaba con él, a ese paso me volvería diabética. Empezaron a planear su perfecta vida después de casados, yo preferí no participar en tan interesante conversación.
Me probé el vestido. Un vestido verde esmeralda con corset ajustable, tela satinada y abertura en la pierna. Me quedó hermoso, Vanessa decí