Al día siguiente, Maisie tuvo que soportar un viaje en helicóptero y luego una multitud de sirvientes que se apresuraban a preparar su habitación. El último recuerdo que guardaba de este reino perdido en medio del desierto era el de haberle acortado el vestido a Fátima. El que había intentado matarla sin que ella pudiera entender por qué.
- Déjame hacerlo. Ordenó el rey con voz tensa al extremo.
Ella contuvo la respiración y se tensó por completo cuando él la levantó en sus brazos.
Su piel frágil a través de sus costillas dañadas se encontró con el cálido cuerpo del hombre de la mirada impenetrable. Maisie cerró los ojos para intentar recuperar algún recuerdo, pero no pas&oacut