Cuando salimos de la casa Paul insiste en dejar que Rubén me lleve de vuelta al campus. Al subir a la limusina recargo mi cabeza sobre el vidrio de la ventana mientras intento mantener mis ojos abiertos.
. . . . . .
— señorita Rowan! - escucho una voz que me llama una y otra vez - señorita Rowan, ¿está bien?
Cuando abro los ojos veo a Rubén asomándose por la puerta del auto - señorita Rowan, ¿quiere que busque un médico? - al escuchar esas últimas palabras me enderezo de inmediato
— ¿está bien?
— … Si, lo siento, me quedé dormida - salgo del auto con la ayuda de Rubén.
— muchas gracias por traerme
— no fue nada
Cuando entro a mi habitación me recuesto en la cama sin siquiera intentar quitarme el vestido, los zapatos o el maquillaje, no tengo ánimo de hacer nada .......
Mis ojos se abren cuando mi teléfono comienza a sonar y el nombre de mi jefe se ilumina en la pantalla.
— ¿bueno, señor Orlando?
— Rowan ¿cómo te encuentras?
— muy bien, gracias.
— Paul