La adicción más dañina.
Narrador.
Después de que Matías se calmó un poco, decidió ir a descansar, suponiendo que Ignacia dormía. Puesto que tenía mucho que hacer al día siguiente; viajes que preparar, e indagar quien era la persona detrás de la reciente amenaza recibida.
Debía investigar su procedencia, ya que no le conviene tener enemigos fantasmas que no pueda controlar, y ese hombre que aún sigue en su calabozo siendo torturado se niega a delatar a su líder.
—Un hombre así de leal es lo que necesito en mi cártel…, lástima que sea del bando contrario— habló solo frunciendo los labios, mientras caminaba por el pasillo que da a la habitación.
—¿Le pegaste a esa mujer? — Su madre lo sacó de concentración cuando interrumpió su andar. Irritado le dedicó una mirada que dejaba ver su molestia y es que odia que lo sorprendan de esa manera, ya que su instinto es defenderse.
—Sabes que no soy tan ruin. ¿O me has criado para pegarle a las mujeres? — Martina negó a su pregunta y aunque no quiere a Ignacia en la vida