Cuando Conrado escuchó esas palabras propinó una maldición, mientras dejaba caer un golpe en un árbol que estaba cerca.
—Voy a encontrarlos, y le aviso.
Él cortó la llamada, y Grecia se quedó viéndolo preocupado, esperando que le contara algo, pero solo se dejó caer en el banco, cerrando los ojos,