—¿Qué quieres decir? —interrogó ella sin entender.
—Para ser una mujer que ha estado casada eres muy inocente o muy lenta, quizás las dos cosas —ella lo miró con una expresión ceñuda, cruzándose de brazo—, y no te enojas —le dijo levantando la mano y masajeando suavemente su entrecejo para que lo r