El hombre encargado de la subasta se acercó a los dos hombres. “Señor, en media hora su pintura estará lista”.
Erick sacó su tarjeta para pagar entregándola al encargado y firmó algunos papeles.
Alonso miró a su amigo. “¿Ya estás mejor?”.
Erick asintió. “Los dolores han sido más frecuentes”.
Alonso entendió. Juntos esperaron la pintura, al llegar a la mansión Erick quitó la envoltura mientras Alonso se servía un trago mirando alrededor. “¿Dónde está tu esposa?”.
Erick observaba la pintura. “No sé, creo que fue con sus padres o con amigas”. La verdad no le interesaba lo que hacía Tamara todo el tiempo.
Erick observaba cada detalle, los trazos y el dibujo eran perfectos, Alonso se acercó y miró la pintura. “Oye, el hombre se parece a ti. Mira”.
Erick observó al hombre, llevaba ropa casual y estaba sucia, por el fondo parecía que estaban en un taller, solo podías ver un poco del perfil del hombre y si los rasgos eran aparecidos, Erick sonrió, nunca se vestiría de esa manera.
Alon