Al día siguiente las niñeras se daban prisa para alistar a los trillizos. El uniforme y los zapatos estaban impecables. Solo hacía falta probarlos para que bajarán a desayunar.
El chef Romen les tenía preparado un rico desayuno. La mesa ya se estaba sirviendo cuando vieron bajar al CEO vestido de traje y con portafolio en mano.
— Buenos días señor, ¿Va a desayunar con sus hijos?
— Si. Pero primero sirvanme un café bien cargado. Necesito despertar, creo que a mí también me están dando los síntomas del embarazo que tiene mi mujer. — Pensó en voz alta el hombre.
Pronto se vió correr a los niños que bajaban las escaleras para sentarse al comedor.
— Buenos días papá, ¿Te caíste de la cama? Es muy temprano todavía, deberías volver a dormir un poco. — El pequeño Aleksey sugería a su padre regresar a la cama.
— Tengo trabajo temprano hoy en la compañía, no puedo quedarme en cama Aleksey. Soy un CEO responsable.
— No son ni las ocho de la mañana y papá ya está vestido de traje