El CEO ruso recorría las calles en su costoso coche. Habían pasado cuatro años para que esté encuentro se diera. Ismael se había mantenido como un enemigo oculto, uno muy peligroso y poderoso.
El atractivo hombre conducía con sus manos enguantadas en unos finos guantes negros de piel. No era cobarde y por supuesto no tenía miedo, solo esperaba que las cosas no se pudieran demasiado feas, sobre todo por Isabella y los niños.
Seguía la dirección después de haberla metido al GPS. lo que lo llevó a un exclusivo bar de la ciudad.
— De modo que aquí estás, Ismael Rossi. Bueno... Pues ya estoy aquí.
El CEO caminó a la entrada y buscó con la mirada a algún tipo que le hiciera pensar que era él. No lo conocía personalmente y no tenía idea de cuales serían sus facciones.
De pronto dió con un hombre muy bien vestido en un traje HUGO BOSS hecho a medida, sus zapatos costaban el guardarropa para seis meses de uno solo de los trillizos, eso eran bastantes miles de dólares. Le pareció