No quiero a un cuñado que te compre.
Sergey que tenía el rostro tenso por el enfado, vió venir a Romen con una charola que olía bastante bien. Le fué servida su cena, está vez si era una deliciosa langosta, él hombre sonrió de lado porque había logrado su objetivo.
— Está servido señor. Por cierto, la señora le envía un mensaje, dijo que solo accedió a autorizar que le trajera la cena porque los trillizos intercedieron por usted. Esos niños lo adoran jefe.
El mensaje le dijo a Sergey que su mujercita seguía enfadada con él, Pero siempre y cuando no saliera de casa estaba bien. Su seguridad era lo primero, aunque no tenía la más mínima intención de ceder ante su petición.
El ruso se dispuso a disfrutar de sus alimentos, la comida que Isabella preparaba era especial para él.
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En la cena de los Rossi. La pregunta había quedado en el aire.
— En realidad Griselda y yo no lo hemos hablado todavía papá, queremos dejar que el embarazo avance primero. Pero hay algunos nombres que me gustarían y en los que h