El honor de Alina ha sido salvado.
Lágrimas de rabia brotaban de los ojos de la bella pero malvada señorita Altamirano, por fin salía a la luz todo lo despreciable que le había hecho a su prima sin importarle el lazo de sangre que las unía.
Los invitados y muchos hombres casaderos que habían asistido al evento miraban de forma despectiva a la engreída mujer que en esos momentos no era más que una marginada de la élite.
— Es mejor que te vayas Sofía. Este es un evento para gente decente, no para zorras como tú, ¿Quien de nosotras te podría tener confianza para invitarte a convivir en nuestro círculo? Si fuiste capaz de traicionar a tu propia sangre, de que no serías capaz de hacernos.
— ¡Que se vaya, no es bienvenida aquí, tendrá suerte si se casa con un hombre de poca monta.
— Solamente que los Altamirano le compren uno. Un CEO en quiebra al que tengan que mantener, de lo contrario nadie en su sano juicio se arriesgaría a ser la burla de toda la sociedad.
Sofía salió del salón bañada en llanto, había perd