La voz de Duncan se vuelve grave por el deseo haciendo que me maree cuando noto la punta húmeda de su miembro rozándome la nalga.
— Vamos a Alexa.Dime que me deseas, pídeme que te llene y lo haré ahora, sabes que puedo darte todo lo que me pidas --- Me dijo lleno de furia.
—- Por favor, Duncan, no me hagas esto.-- Le suplico en un murmullo.
— Solo te pido, Alex, que aceptes lo que soy.Te deseo y te amo tanto.--- Me dijo haciéndome sentir culpable.
— Por favor, Duncan, aparta, no puedo, lo siento, pero no puedo – le rogué.
— Yo sé que me deseas, cariño.--- Me está diciendo mientras su dedo está acariciando mi clítoris.
—- Por Dios, Duncan, te deseo a ti y solo a ti.Sigue por Dios, ahora no pares.--- le suplico
— Eres mía, mi amor solo mía y lo sabes muy bien .---- Me dice cuando siento cómo se ajusta con fuerza por mis caderas y se introduce embistiendo con una fuerza brutal.
La urgencia que tenemos los dos se nota en cada embiste de Duncan.Yo sé que desea marcarme con cada embiste