-Señor Crasso, desea un poco de música, dijo el chico del bar, quien estaba contratado para atender al hombre y a su personal durante la noche.
-Claro, pon un poco de música, ya puedes retirarte, dijo Blake, de manera amable.
El chico del bar no lo pensó dos veces, eran las once de la noche, así que tendría la noche libre o bien para descansar, pero no antes de mirar a Karolina a manera de despedida.
-Señorita Bemza, buenas noches, dijo el chico del bar, sin más, retirándose.
-¿Bailas conmigo Karo? Preguntó el hombre poniéndose de pie y ofreciendo su mano a la hermosa mujer quien no podía negarse.
Después de algunas canciones y algunos tragos de whisky y una música algo sueve, Blake tomó a la mujer por la pequeña cintura y la atrajo hacia él, los tragos comenzaban a hacer efecto desinhibiendo a la pareja.
Karo se acercó con su camisón transparente, ella puso sus manos en su cuello y él sin perder el tiempo la besó de manera intensa, esa mujer lo volvía loco y se acababa de dar cuenta