CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO: SOY ABUELO
Alice Collins de Vaughn.
Un mes después
—¡Mírate cómo te ha asentado el matrimonio! —comenta Whitney, esbozando una sonrisa, para luego llevarse la copa a la boca. Cruza las piernas y deja caer su espalda al costado de su asiento.
—¿Tú crees? —digo, incrédula por la declaración de mi amiga.
—Sí —la palabra sale al unísono, cuando Avy también interviene en la respuesta.
—Bueno, qué les puedo decir, tal vez tienen razón las dos —manifiesto—. Pues soy feliz en mi matrimonio, con mis hijos y mi esposo —alego feliz. Matthew ha resultado ser un gran hombre. Inspiro aire al pensar en el pasado y en cómo llegamos hasta aquí.
—Quién lo diría, ¿no? —dice Whitney de pronto—. Que aquella salida encontraría el amor. Me pareció que estabas molesta cuando te pedí que te divirtieras, ¿lo recuerdas? —me mira escudriñando con esos ojos.
«Y tiene razón, pero ese no fue el objetivo de nuestra salida», pienso.
—Ajá —respondo, como quien no quiere continuar hablando