90| sin salida.
Adrián al menos se sintió completo al tener a Hanna en sus brazos. La abrazó con fuerza, sintió el calor de su piel contra la suya, y eso lo reconfortó. Pero cuando ella le pronunció aquellas palabras, él se tensó.
— ¿A qué te refieres? — preguntó mirando a las personas que había alrededor.
— Creo que deberíamos hablar en un lugar más privado — le dijo Adrián.
Luego volteó a mirar hacia Elena. La mujer estaba ahí, de pie, parecía contener las lágrimas.
— ¿Podemos tener un momento a solas? — le pidió a la mujer. Ella Les señaló un pequeño hangar y todo el grupo caminó hacia allá
— ¿Quiénes son? — preguntó Hanna cuando estaban a punto de llegar.
Adrián se golpeó la frente con la palma de la mano.
— Tienes razón. Lo siento. Te presento a Dahiana y a Percival — dijo. Hannah asintió estrechando la mano de la mujer. Adrián titubeó y luego añadió: — Ellos son clones, Hanna. No sabes lo que encontramos en Lemuria. No sabes por lo que pasamos.
Adrián notó cómo Dahiana estaba más cal