49| Una amenaza clara.
Adrián se despertó en la mañana con la sorpresa de que el policía no amaneció en la mansión. Esa noche hizo el amor otra vez con Hannah; de hecho, pasaron toda la noche en ello, tres veces, parecía que no fueron suficientes, pero Hannah lo obligó a dormir. Era pasada la medianoche cuando Adrián recostó la cabeza en la almohada y notó que el policía no había llegado, pero le sorprendió que en la mañana tampoco estuviera.
El mismo policía que lo había acompañado la noche anterior lo llevó a las instalaciones de la empresa. Cuando llegó al piso donde está su oficina, le sorprendió encontrar a Ismael en su escritorio trabajando, pero no al policía.
 — ¿Dónde dejaste a Francisco?  — le preguntó con un tono burlón.
Pero el secretario ni siquiera levantó la cabeza del escritorio.
 — Te estoy hablando, enano  — lo riñó Adrián.
Pero él se encogió de hombros.
 — No tengo idea. Me llevó a mi casa y luego se regresó.
 — Eso está raro. No llegó a la mansión. ¿Podrías hacer el favor de llamarlo y p