Al día siguiente, después de que Sofía fuera dada de alta y regresara a su casa para recuperarse, Brith tomó su decisión. Antes de abordar su avión privado para regresar, recibió una llamada de su abuelo.
"¿Te has olvidado de mi orden de volver a casa?" preguntó su abuelo, su tono severo.
Brith apretó los labios, sintiendo cómo la presión volvía a acumularse en su pecho.
"No, abuelo. Estoy en camino" respondió, su voz tensa.
Mientras el avión despegaba, Brith se reclinó en su asiento, cerrando los ojos. Sabía que las decisiones que había tomado en los últimos días lo perseguirían, pero también sabía que no podía seguir viviendo en este caos. Algo tenía que cambiar, y pronto.
El rugido de los motores del jet privado de Brith Cartier se apagó cuando el avión aterrizó suavemente en la pista privada de su familia. La noche estaba oscura, y el aire frío de invierno se colaba por las rendijas del hangar, creando una atmósfera pesada que parecía reflejar el estado de ánimo de Brith. Mientras