—¿Estas segura? –pregunta Nikolav después de veinte minutos en silencio.
Cuando le explique los síntomas y el posible diagnostico solo nos llevó a su auto y arranco para llegar cuLara antes a casa. Todo su cuerpo se encuentra tensionado.
—¿Enserio crees que t-tenga … —golpea el volante frustrado—? Maldición ni siquiera puedo decirlo.
—Deseo con todo mi corazón que no sea cierto.. Pero mi tesis se trata de ello y pase muchas horas investigando y viendo con mis propios ojos los sínto…
Guardo silencio cuando esa sensación bastante conocida se instala en mi garganta. Respiro hondo tratando de controlarme y de no llorar. En estos momentos tenemos que estar serenos y pensar con la cabeza fría como dice mi madre.
Pero, una cosa es decirlo y otra muy distinta hacerlo.
No existe calma para situaciones como esta, solo el