CAPÍTULO 26

—¿Estas segura? –pregunta Nikolav después de veinte minutos en silencio.

Cuando le explique los síntomas y el posible diagnostico solo nos llevó a su auto y arranco para llegar cuLara  antes a casa. Todo su cuerpo se encuentra tensionado.

—¿Enserio crees que t-tenga … —golpea el volante frustrado—?  Maldición ni siquiera puedo decirlo.

—Deseo con todo mi corazón que no sea cierto.. Pero mi tesis se trata de ello y pase muchas horas investigando y viendo con mis propios ojos los sínto…

Guardo silencio cuando esa sensación bastante conocida se instala en mi garganta. Respiro hondo tratando de controlarme y de no llorar. En estos momentos tenemos que estar serenos y pensar con la cabeza fría como dice mi madre.

Pero, una cosa es decirlo y otra muy distinta hacerlo.

No existe calma para situaciones como esta, solo el

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