Los Alpes.
Austria
El lobezno sacudió la cabeza con determinación y volvió a esconder la nariz entre las manos de la niña.
_ Sucederá pronto. _ aseguró.
_ ¿Cuán pronto?
_ En algunos minutos.
La expresión de Evelett varió entre la incredulidad, el asombro y la resolución definitiva. Le había hecho prometer a Scott que le avisaría de nuevo cuando percibiera aquel olor que desprendía cuando estaba próxima al intranquilo sueño con que transmitía los mensajes; y el cachorro comprendió al punto lo que ella iba a pedirle.
_ ¿A quién? _ se adelantó.
_ A Moyra. _ decidió la niña, y antes de que pudiera pestañear ya el lobezno travesaba el campamento con la presteza de un relámpago, esquivando aquí y allá ni&