JULIAN VERMONT
La quimioterapia había empezado es realmente doloroso, las náuseas y el dolor del cuerpo son tremendas tal pereciera que me dieron una paliza. Cuando le conté a Marsella que me habían diagnosticado cáncer actuó sin interés, para ser sincero ya me lo esperaba.
Mis hijos, Bruno sigue en su mundo de rebeldía y Julián mi pequeño es quien me hace compañía cuando llega del colegio.
Hoy ha sido un día terrible, el procedimiento fue agresivo por lo que debo mantenerme en reposo.
-Te ves horrible – Marsella entra a nuestra recamara.
-Gracias – Qué más puedo decir.
-Sabes no soporto el olor de los medicamentos por lo que iré a dormir a otra habitación – me quedé observando su manera fría de decir las cosas – no me veas así sabes que lo que más detesto es ver una persona enferma.
-Espero que tu salud siempre sea buena Marsella.
-Deja el sarcasmo y deberías hablar con tus bastardas para que te cuiden – este tema es de nunca acabar, el odio que le tiene a mis hijas es mucho.
-No son