Durante el mes consecutivo, Salvador había estado tranquilo, incluso había conseguido un trabajo, no obligó a Bosco a tomar su medicación y no pasaba por la oficina a ratos como solía hacer.
Pero antes de que Bosco pudiera respirar aliviado, algo ocurrió con el nuevo proyecto del Grupo Borja.
En la noche, recibió una llamada de Carlos: —Ya está solucionado, se detectó a tiempo y no causó demasiados daños económicos.
—¿Entonces por qué suenas como si te estuvieras muriendo?
—Debido a tratar con su mierda, ni siquiera puedo entrar en la puerta principal esta noche —Cristina siempre no tenía buen sueño y se despertaba con facilidad, así que no se atrevía llamar a la puerta, solamente podía sentarse en el jardín.
Se enfadó Carlos: —¿Cuánto tiempo quieres retrasar en el final?
Bosco puso el teléfono en altavoz y lo tiró a un lado, fumando, se apoyó perezosamente en la barandilla del balcón y miró hacia abajo.
Era por la mañana temprano, la mayoría de las luces de neón se habían apagado exce