Después de una mañana de compras, estaban cansadas y encontraron una cafetería al lado de la calle.
Dijo Lidia: —¿qué quieres comer?
Cecilia sacó su móvil para mirar los restaurantes cercanos, oyó que alguien detrás de ella la llamaba: —Cecilia.
Vio a Héctor, al que hacía muchos días que no veía.
El hombre iba vestido con un elegante traje de excursionista y botas cortas. Aunque llevaba un café en la mano, no encajaba con la multitud de élites de la ciudad, y vio a Cecilia, y también a Lidia, que estaba sentada con ella.
Sabía que era la madre de Bosco, ya que la había visto por última vez frente al piso de Cecilia, pero asintió cortésmente: —tía Borja.
Lidia también reconoció al instante la identidad de esta persona, el rival amoroso de su hijo: era guapo de una buena familia, la trataba a Cecilia muy bien, además, era divertido…
Cuanto más miraba, más sentía que su hijo tenía pocas posibilidades de ganar.
Héctor echó un vistazo a las bolsas de la compra sobre el taburete y al café so