Capítulo 4: Contigo

Contigo

Grant coloco ambos brazos sobre la mesa. —O talvez no, quizá si le guste participar en eventos como este. Ese lugar hace maravillas y puede que no sea tan malo.

—Hombres defendiendo hombres. —Callie soltó una risita—. La fundación es asombrosa. Pero él no. Nunca faltan noticias suyas en los programas de chismes. Rubias, morenas, diferentes estilos para cada noche. Un hombre que seguramente estudio para recibir su fondo fiduciario y luego heredó una empresa.

—Eso es muy detallado e interesante. —inquirió pensativo—. Si es así como lo piensas, asumo que él no estaba allí hoy. ¿Pero será parte de los que eligen... ehh, a la persona que ocupará el cargo? Sería bastante amigable conocerlo antes de definir su personalidad.

—No es así. En todos los años que llevo en Blackstone industries, jamás se ha cruzado por su oficina. Dudo que tenga una, o talvez, por ser el presidente de la empresa.

—Supongo que tienes un buen punto. —increpo, centrando su mirada en un joven que llevaba en su camiseta la estampilla de la fundación, y en su mano la correa que cargaba a una perra pastor alemán.

Grant se levantó antes de que el chico se acercará, disculpándose brevemente con Callie. Intercambiaron algunas palabras con el chico, y Grant se dispuso a tomar la correa y caminar hacia la mesa.

—¿Tienes un perro? —interrogo Callie, mirando a la perra acomodarse junto a Kira en el suelo.

—Conny pertenece a una de mis primas, tuvo que irse de imprevisto y le pidió a uno de los voluntarios que me la trajera para cuidarla.

—Es muy bonita. —exclamo estirando su mano para tocar su cabeza.

—Si. Mi prima se la pasa inscribiéndola en concursos.

Callie se rió divertida al observar el brillante collar en el cuello de Conny, sin duda, su dueña parecía tener ciertos gustos para su perra.

—¡Aww! Eres una hermosa modelo canina. —apartó su mano para acariciar a Kira, y luego volvió a enderezarse en su lugar.

El celular de Grant hizo un incontrolable pitido, señal de que tenía que marcharse.

—Al parecer me espera una reunión en 30 minutos. —comentó apagando su teléfono—. Tengo que irme.

—Claro, Grant. Fue un gusto conocerte. —Callie se levantó para despedirse adecuadamente.

—Ehh... Entonces, la fiesta del compromiso...

Grant se vio interrumpido cuando Callie recogió la correa de Kira con una larga exhalación.

—No te preocupes por eso, en unos días les escribiré que hicimos lo que pudimos, pero nuestras agendas siguen ocupadas.

—¿Segura? —Grant sacudió su cabeza—. ¿Qué te parece si nos reunimos de nuevo para un trago?

Está vez, Callie se erguía de manera más firme y retrocedió algunos pasos, como si estuviera temerosa de alguien, o más bien, de algo. A pesar de que Grant noto las señales, se quedó callado. Era obvio que ella en cuestiones amorosas, había salido lastimada, muchas veces.

—Lo siento si te di otro tipo de pensamiento, Grant. —sacudió su cabeza—. Las relaciones amorosas no encajan en mi mundo, por ahora estoy concentrada exclusivamente con mi trabajo. Por lo que entenderás, no busco una relación. —aclaró su garganta, por qué sentía que su voz se había tornado mordaz.

—Comprendo. —Grant asintió suavemente—. Entonces, talvez nos veamos por ahí.

—Por supuesto, las coincidencias se dan mucho hoy en día. —Callie más relajada, se atrevió a guiñarle un ojo—. ¡Dios! Tengo que irme, mi transporte ya está aquí. ¡Gracias de nuevo!

Ella tomó su bolso para depositar algunos billetes sobre la mesa antes de irse, tomo la correa de Kira, y juntas se encaminaron hasta un auto de color azul parqueado al otro extremo de la calle.

Callie se dispuso a entrar al auto, no sin antes darle una mirada con sus ojos esmeraldas, junto con una sonrisa en demasía. Pasados algunos segundos de haber desaparecido el auto de la calle, Grant dejo algunos billetes y se encaminó con Conny de regreso a su hogar.

Con la mente y el corazón centrados en una sola persona.

*****

—¿Cómo estuvo tu día? —Callie no pudo evitar preguntar a su chófer, mientras parqueaba frente a un antiguo edificio.

—Intermedio. —respondió Amber, abriendo la puerta del conductor—. Aunque no puedo decir lo mismo de ti.

—Ni que me lo digas. Mis ex estuvieron presentes.

—¿Fred Jones y su Daphne falsa? —Callie soltó una carcajada al recordar la serie con la que su amiga comparaba a Ginny y Fred: Scooby-Doo. Si buscasen a alguien con buena imaginación, esa sería Amber.

Amber era una chófer de Uber, algo que le beneficiaba a Callie, puesto que evitaba que ella viajará en tren o autobús, y además de eso, vender a la compañía una buena imagen. 

—¿Quién era ese apuesto hombre con el que hablabas?

—¡Oh!, Solo mi prometido.

—¿¡Qué!? —Amber apareció frente a ella con una mirada llena de asombro y confusión—. ¿Cómo que tú prometido? ¿Ya te volviste loca? Que yo recuerde no querías saber de los hombres anoche.

—Es mi prometido falso. —explico—. Cómo ya te comenté, Ginny y Fred estuvieron presentes en el evento. Y creo que fue un impulso... Me preguntaron si todavía seguía soltera, creo que perdí la cordura en ese momento, puesto que tomé al primer hombre que se cruzó en mi camino, y ¡Bam! Prometido falso disponible.

Amber soltó una carcajada ante lo que su amiga le estaba describiendo.

—¿Sabes que hubiera hecho yo? —Callie negó con su cabeza, aunque sabía que no eran buenas intenciones—. Le hubiera dado un revés —hizo un ademán de cachetear al aire— partiéndole esa nariz falsa que cuesta más que nuestros salarios de un año juntas.

—Ganas no me faltan. —resoplo Callie, todavía recostada sobre el auto—. Pero la cárcel no está en mis planes por hoy. Además de que un registro como ese acabaría con mis posibilidades de ascender en mi trabajo, prefiero atacar de este modo, por qué creo que está ronda la tengo ganada.

—Si, bueno. Nadie quisiera estar entre barrotes. ¿Simplemente lo tomaste?

Callie asintió. —Básicamente me enganche de su brazo. Me arrepentí de haberlo hecho, pero a pesar de su confusión, siguió con mi mentira hasta el final.

—¿Se lo creyó la víbora?

Callie con evidente orgullo añadió: 

—Se la creyó tanto que nos invitó a su boda.

—Eso va a estar de infarto, Callie. ¿Vas a ir, cierto?

—No, inventare alguna escusa y se la enviaré cuando falten una semana. Por ahora estoy concentrada en mi trabajo, y no tengo ni tiempo, ni interés en otras cosas.

—Deberías asistir. —opinó Amber—. Si me apareciera un tipo como ese, lo pondría de escaparate, para que todo el mundo tenga celos de lo que es mío. Además, necesitas una distracción para lo tensa que estás...

—¡Detente! —exclamo—. No quiero seguir escuchando sobre eso. Le diré a Ginny que Grant y yo no pudimos.

—Grant... —Amber se llevó una mano a su mentón—. Su nombre es muy sexy.

Callie soltó una risita. —No sigas...

—¿Qué? —fingió inocencia—. No he dicho nada malo.

—Pero ambas sabemos que lo ibas a decir. Mejor subamos a repasar mi proyecto, y luego me utilizas de modelo.

—Me parece la idea. ¿Pero sabes una cosa? Ese tipo Grant parece que tiene un gran...

—¡AMBER! —exclamo más fuerte de lo normal, atrayendo algunas miradas de los transeúntes.

—Corazón, chiquita. ¿Que estabas pensando que diría? Lo ví con su cachorro.

—Era de su prima.

—Gran corazón. —concluyo en un tarareo—. Era imposible no notarlo.

—No tienes remedio. —concluyó Callie soltando una interminable carcajada, pasando al lado de su amiga para entrar al edificio.

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